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Llego a Madrid la semana que viene. El jueves. El viernes. Quizás el sábado.

Todavía no sé dónde voy a vivir. Vamos, que me pongo a buscar piso ahora mismo.

Así que si os enteráis de algún piso molón en una zona guay con gente chachi, hacédmelo saber.

Aquí, en facebook, por email. Whenever, wherever.

Véronique Sanson es una cantautora que fue descubierta a principios de los setenta por Michel Berger, un auténtico monstruo de la canción francesa autor de hitazos como Ella, Elle L’a, Babacar o The World Is Stone (Cyndi Lauper, anyone?). En palabras de La Veneno, podríamos decir que él fue “el que la saltó”.
Estuvieron juntos durante un par de años hasta que un día Véronique conoció a Stephen Stills (guitarrista americano archifamoso por aquel entonces) en los pasillos de la casa discográfica. Se enamoró.
Un día, Véronique le dijo a Michel que se iba a comprar tabaco. Lo que hizo fue ir a casa de sus padres, coger su pasaporte y largarse con el otro a NY.
Michel: (U)

Cinco años después, Véronique, quién había entrado en un mundo de drogas y alcohol de la mano de Stephen, se separó de éste, llegando a pagarle dinero para que renunciase por completo a la custodia del hijo que habían tenido juntos. Por su parte, Michel se había enamorado de France Gall e hizo de ella un icono del pop francés a través de docenas de hitazos (algunos de ellos todavía no han sido versionados por Kate Ryan).

Véro y Michel estuvieron toda la vida escribiéndose canciones. Mensajes de amor y desamor, preguntas y respuestas en forma de partitura y palabras. Él la echaba de menos, ella le decía lo arrepentida que estaba.

Pero nunca volvieron a hablarse.

Me flipa la historia.

(U)

Hace rato estaba escuchando a una amiga que estrena hoy su soltería contarme (contarnos) sus penas de corazón y me pregunté qué pasaría si no existiesen las relaciones amorosas. No hablo de borrar del mapa el sentimiento amoroso, ni la atracción hacia otra persona, ni las ganas de tener algo, no. Pero sí estaría bien que todo se quedase en eso; en un proyecto. Para que ningún corazón se rompa, para que ningún recuerdo se ensucie.

Para que nadie se equivoque.

Para su séptimo album, Zazie, namely, mi cantante favorita, ha decidido hacer algo realmente especial y por eso se ha animado a publicar nada más y nada menos que 7 EP’s con 7 canciones cada uno y ofrecernos así un total de 49 temacos nuevos a nosotros, sus pobres y miserables fans, que nos compramos el Made In Love sin haber escuchado una sola canción confiando simplemente en nuestra intuición, que hace 11 años fuimos a su primer concierto en Bélgica y que hace poco más de 3 volamos desde Málaga para ir a aplaudirla en su último paso por el país de Jacques Brel y Kim’Kay, que le dedicamos Slow a nuestro primer amor y que nos hemos emocionado mucho con la preview de 30 segundos de Polygame.

Cada EP se inspira, de manera más o menos libre, de lo que podría sugerir cada día de la semana. Es decir, el EP del lunes contiene temas tristes, oscuros en los que Zazie nos cuenta lo asqueada que está de la vida mientras que los del sábado serán temas up-tempo, con ganas de fiestuki, en los que habla de salir, de su ciudad, del mundo de la noche. Los del domingo serán instrumentales recién sacados de un disco de estos que se supone que tienen música para relajarte y los del jueves son temas antiguos de ella con nueva música y misma letra o nueva letra sobre una melodía ya conocida.

Hoy sale una especie de Best Of de los 49 temas y a partir de la semana que viene cada semana saldrá un EP hasta llegar a finales de Noviembre, cuando salga una supercaja que contenga los 7 cd’s en un formato deluxe.

Me va a arruinar. Y me encanta. :D

Lo dijo y me entró fiebre. Temía tanto que esas palabras salieran de su boca que cuando lo hicieron sentí que se metieron en la mía, bajaron por mi garganta y una vez dentro de mi organismo empezaron a infectarlo. Fueron un banco de pirañas mordiendo mi corazón, masticándolo para escupirlo a continuación y dejar esos trozos repartidos por el resto de mi cuerpo. Se pudrieron mis entrañas, gozaba menos mi polla, forzada era mi sonrisa.

Lo bonito tampoco fue verdad. O sí, quizás lo había sido… pero en el pasado. Y eso ya no me servía. No me servía haber sido número uno del top30 en el 89 si mi disco de 1990 ni siquiera entraba en la lista de los más vendidos. No me servía haber tenido todo lo que había deseado si ya no lo palpaba, si ya no lo tocaba, si ya no lo pellizcaba, si ya no lo follaba. No me servía nada.

Sufrí más de lo que realmente he sido consciente. Más de lo que recuerdo. Más de lo que esperaba. Más de lo que pensaba que se podía sufrir por estas cosas. Y sé que nadie lo entiende. Yo sólo lo he entendido hace unas semanas.

“Si je lui mets un poignard dans le coeur, c’est pas parce que je vais le retirer qu’il n’aura pas la blessure”.

Probablement pas.

Pero dale besitos.