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Málaga. Finales de Agosto. Vuelvo a casa solo de noche después de haber estado todo el día dando bandazos por ahí con mis amigos. Voy andando por la calle cuando un tío me grita “¡Guapo!” por la cara. El tío tiene pinta de hetero y de estar borracho así que sigo andando pero le guiño el ojo para seguirle la broma. Me vuelve a piropear. Le sonrío. Me sigue. Me suelta más piropos que no vienen al cuento y me invita a tomar algo. Me mola que sea bajo, calvo y gordo.“Quizás no está tan borracho” pienso entonces. Tengo la genial idea de ir al café donde curra Pica que está abierto hasta las tantas. Él insiste en ir a otro lado pero no, hijo. Iremos al curro de Pica.

Llegamos allí y el tío se pide un vodka con limón. Yo mi batidito habitual. Empezamos a hablar y me doy cuenta de que si el tío ya estaba medio contento cuando me lo crucé, los efectos del vodka se están haciendo notar y cada vez parece alejarse más de este planeta para llegar a aquél en el que uno no sabe ni cómo se llama. Llega a estar completamente borracho y sus ansias de tocarme no me molan. ¿Desde cuando aceptar una invitación para tomar una copa es sinónimo de otra cosa? Evito a toda costa el contacto físico mientras pienso en lo mucho que se van a reír (de mí) mis amigos cuando les cuente esto. Luego el tío se da cuenta de que no va a mojar y se empieza a poner bastante desagradable así que me empiezo a cagar y pienso que quizás nunca viva para contarles el show a mis amistades. Llega a estar tan borracho que hasta me dice que tiene novio pero que no disfruta con él en la cama. Wow, no necesitaba tanta información, gracias. El tío se está meando vivo y me dice que va al baño, que ahora vuelve. En cuanto se da la vuelta cojo mis cosas, voy a Pica, le cuento lo que pasa y juntos decidimos que lo mejor es que me largue y que el tío no vuelva a saber de mí. Salgo pitando. Llego a mi casa y llamo a mi gente para contarles lo ocurrido. Todavía se están riendo. Pica me cuenta más tarde que el tío salió del baño y estuvo media hora esperándome, dejando su teléfono por si acaso volvía yo. Todavía me estoy riendo.

El caso es que el mes pasado voy de vacaciones a Málaga y estando con Paco y Baby Spice por un centro comercial veo al tío en cuestión. Va acompañado de una mujer, empujando un carrito con un bebé dentro y con otro crío por ahí pegando botes. Insisto en que la mujer tiene que ser su hermana y los niños sus sobrinos porque en el fondo soy muy inocente. Tanto Paco como Baby me dicen que tiene más pinta de ser el esposo de la señora y el padre de los críos que otra cosa. Nos ponemos a observarlos (espiarlos) mientras compran en H&M y después de un rato empiezo a entender el motivo por el cual el hombre no disfrutaba con su chico en la cama. Me da bastante asco que haya padres de familia que hagan cosas así y pena de que haya pobres mujeres que se creen que están con un empotrador hetero cuando en realidad están con una que es más pasiva que una esquina.

Todavía no me lo creo.