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Cualquier persona que haya leído mi primer fotolog sabrá quien es Yonosoygay, un chico del instituto cuya bisexualidad era conocida y asumida por todos menos por él mismo. Muchas eran las historias acerca de sus amoríos con otro chico armarizado de un curso superior o de las mamadas que al parecer le solía hacer a un amigo suyo perfectamente heterosexual. Mi mejor amiga y yo le llamábamos “nena” en su cara y él se hacía el ofendido pero en el fondo creo que hasta le hacía gracia que supiésemos su secreto.

Cualquier persona que haya leído mi segundo fotolog sabrá quien es Yonosoygay, un chico que estaba muy alto en la lista de los tíos que me ponían en el instituto. Pero lo cierto es que me llevaba tan mal con él (básicamente no lo soportaba por negar lo evidente) y mis amigas lo odiaban tanto (por ser un asqueroso pijo asquerosamente guapo y medio maricón) que nunca llegué a admitir públicamente la atracción que sentía.

Cualquier persona que viese que Yonosoygay me agregó al facebook hace unos 3 meses se preguntaría lo que tendríamos que contarnos ése y yo después de tantos años sin saber nada el uno del ano, sobre todo después de tanta catfight en el instituto...

Cualquier persona que estuviese el sábado en la fiesta sorpresa que le organizamos a mi mejor amiga se quedaría flipado al ver cómo Yonosoygay se dirigió a mí, con frases del tipo “Sé que no fuimos muy amigos durante el instituto pero creo que eso va a cambiar ahora”. Y alguno se quedó muy flipado cuando Yonosoygay me invitó a seguir la fiesta con él por ahí. Aunque para flipadas, mis amigas cuando vieron que acepté.

Estuvimos en una disco gay-friendly en la que él conocía a todo dios, hablando de todo y de nada, bailando, rozándonos, mirándonos, sin cruzar ninguna línea… Hasta que él me confesó que se siente 300% heterosexual (!) pero que de vez en cuando le gusta mamar pollas. “Sé hacer la diferencia entre la diversión pura y dura y lo que realmente soy” dijo él. “Sabes hacer la diferencia entre lo que eres ante los demás y lo que realmente eres” le contesté yo. Mas tarde me llevó a un after marica que no conocía y al que él suele ir cada fin de semana, el Bar Rouge. Allí conseguí que me confesase lo evidente, que es bisexual, y los dos acabamos por admitir la tensión sexual no resuelta que nos comió por dentro durante los dos últimos años de instituto.

Acabamos en su BMW resolviéndola.

Desde entonces el adolescente que fui duerme con una sonrisa en la boca. Y sin el respeto de alguna amiga. ;)